¿Quién diría que uno de los centros más importantes a nivel mundial para la conservación de aves se encuentra en Ixtapaluca? A tan solo unos cuarenta minutos del aeropuerto de la capital mexicana (en dirección hacia Puebla), en un predio que cubre siete hectáreas (70 mil metros cuadrados) hoy en día franqueado por la insaciable expansión de la megalópolis azteca.
El Nido es el legado del doctor Jesús Estudillo, un médico veterinario zootecnista, pero sobretodo ornitólogo infatigable que, tras haber recibido un premio de la fundación Rockefeller y amasado una pequeña fortuna con la creación de una vacuna para la gripe aviar que tenía en jaque a la industria de los pollos de engorda, dedicó su vida a la conservación de las aves por medio del manejo y la propagación en cautiverio de diversas especies en peligro de extinción.
Entre sus logros más destacados: haber sido la primera persona en la historia en conseguir reproducir quetzales en cautiverio. Aunque también tuvo buen éxito tratándose de pavones, paujiles, águilas reales, grullas y garzas, así como diversos crácidos y citásidos. Trabajos que le valieron el premio “global 500” en 1993, algo así como el Oscar de la conservación.
Actualmente este pequeño edén, literalmente un pedazo de selva dentro de la jungla de concreto, alberga a cerca de 1,300 ejemplares, pertenecientes a unas doscientas especies diferentes, muchos de los cuales nacieron aquí mismo, y otros tantos, provinieron de decomisos e incautaciones del mercado negro de fauna exótica.
Para darse una idea de lo que implica la manutención de estos organismos, podemos tomar en cuenta que mensualmente se requieren cerca de quince toneladas de papaya, la fruta que constituye la base de la alimentación de estos organismos. Y a la cual se agrega manzana, cítricos, uva, nueces, semillas, etc.
La alimentación de cada uno de los ejemplares resguardados en la colección equivale a unos $350 pesos por mes. Que multiplicado por los más de mil organismos que habitan aquí, nos revela los esfuerzos necesarios y persistentes que tiene que realizar el equipo de trabajo para conseguir sacarlos adelante. En especial porque el Nido no cuenta con ningún tipo de apoyo del gobierno ni de instituciones privadas. Su sustento depende completamente de lo que se recauda con las visitas y de donaciones particulares.
Los estragos de la pandemia han sido notables para este tipo de recintos. Apenas el 14 de noviembre pasado el Nido pudo reabrir sus puertas al público. Y con la suspensión indefinida de clases ha perdido una de sus entradas más significativas: las visitas escolares. Así que este es el mejor momento de ir a conocerlo. Planea tu visita aquí.
No te pierdas la charla que tendremos al respecto como parte de las actividades de fin de año de Local.mx, presentaremos un video del Nido, hablaremos de la relevancia del manejo en cautiverio para la conservación de la fauna de cara a la sexta extinción masiva que sacude la floresta y, como de costumbre, abriremos el debate. MARTES 15 DICIEMBRE 6pm FB Local.mx
2 Comentarios
Muy buena divulgación, planearé una visita con mis sobrinos.
No sabía que “gruya” se escribiera con “y”, todo el tiempo he creído que es con “ll” como “grulla”. ¿No es un typo ?
Hola Alvaro, gracias por señalarlo. Ahora lo corregimos. Saludos…