El 11 de noviembre de 2019, México recibió la validación por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) como el primer país que cumple con los requisitos para ser considerado como país libre de rabia humana trasmitida por el perro, gracias a las campañas de vacunación canina sostenidas y al sistema de vigilancia epidemiológica Texto por Nidia Aréchiga Ceballos y Alvaro Aguilar Setién (1)
No es que México sea el único país que tiene este status, sino que fue el primer país que aplicó el
protocolo establecido por OMS/OPS para obtener oficialmente esa validación. No ha sido fortuito este reconocimiento, México ha sido pionero en la implementación de estrategias para la prevención y control de la rabia humana. A fines del siglo XIX, el médico mexicano Eduardo Liceaga, Presidente del Consejo Superior de Salubridad, estaba muy bien informado de los trabajos de Luis Pasteur; durante un viaje en 1887, lo visitó y obtuvo como donación el cerebro de un conejo inoculado con virus para elaborar la vacuna contra la rabia.
En enero de 1888, el Dr. Liceaga entregó el virus al médico veterinario José de la Luz Gómez
(Director de la Escuela de Agricultura y Veterinaria) quien, en menos de tres meses, logró obtener
las primeras vacunas antirrábicas nacionales. Así, el 23 de abril de 1888, el niño Isidro Delgadillo
recibió la primera vacunación antirrábica en el país.
Sin embargo, el control de la rabia humana no siempre fue eficiente y nuestro país durante varias
décadas presentaba una de las tasas más altas de rabia en humanos en América Latina. El problema en Salud Pública era grave, por lo que 1968 se llevó a cabo la primera campaña de vacunación antirrábica canina masiva, previa a que el país fuera la sede de los Juegos Olímpicos.
No obstante, los brotes de rabia canina continuaban, hasta que en 1990 la vacunación canina se
convirtió en una actividad masiva intensiva y gratuita con la instauración de la “Semana Nacional
de Vacunación Antirrábica Canina” en la que se vacuna a un gran número de perros en corto de
tiempo.
A partir de esta acción, los casos confirmados por laboratorio presentaron una tendencia descendente: de 3,049 casos presentados en 1990, la cifra disminuyó a 244 en el año 2000, lo que representó una reducción del 92%.
Además, se fortaleció la vigilancia de la rabia en el humano y en los animales, así como la prevención mediante la instrumentación de un plan de medios a nivel nacional y masivo que incluía anuncios radiofónicos, televisivos, perifoneo, carteles etc. para poder llegar al mayor número de habitantes.
México hizo tangible la posibilidad de declararse como país libre de transmisión de rabia humana transmitida por perro como problema de salud pública. Este éxito es resultado de estrategias de control de la rabia, entre ellas la atención médica antirrábica de personas expuestas al virus.
Nuestro país, como otros países de la región, es un país que cuenta con una mega-biodiversidad, y
su ubicación geográfica lo convierte en una zona de confluencia entre la zona neártica y la zona neotropical, de tal manera que existe una gran variedad de especies animales silvestres que pueden actuar como reservorios/vectores de la rabia.
El hecho de haber controlado la rabia en el principal transmisor de esta enfermedad al humano, (que a nivel mundial es el perro doméstico), no incluye la rabia transmitida por otras especies de mamíferos silvestres en las que el virus circula desde tiempos ancestrales, aún antes de la introducción de la rabia canina por los colonizadores europeos.
En México actualmente la rabia en los perros ha sido controlada mediante las campañas de vacunación masiva de estos animales. Sin embargo, otros mamíferos silvestres, principalmente los murciélagos hematófagos comúnmente llamados vampiros, los zorrillos y el zorro gris, pueden transmitir la rabia esporádicamente al ser humano, al ganado y a perros y gatos no vacunados que frecuentemente son
cachorros y también, a otros animales silvestres como los pumas. Matar a los animales silvestre no es la
solución pues se crean daños ecológicos severos. La solución eficaz es acudir a recibir la vacunación post-
exposición rápidamente, es decir lo más pronto posible después de haber sido agredido por un mamífero
silvestre. También se debe de fomentar la investigación que nos permita proteger a su vez a los animales silvestres de esta terrible enfermedad.
Estas especies son capaces de infectar al humano, aunque con menor frecuencia de la que lo
hacen los perros, de dos maneras diferentes. Los animales que tienen un instinto cazador (carnívoros), como los canidos, prociónidos y mustélidos, cuando están enfermos de rabia, son propensos a desplazarse, atacar y morder a otros animales de su especie o de especies diferentes incluyendo al ser humano. A este tipo de transmisión le podemos llamar activa.
Este comportamiento es diferente en aquellos animales que no son cazadores. Estos en general,
no se desplazan para atacar; es en las últimas etapas de la enfermedad, estando ya muy debilitados, cuando otros animales se aproximan atraídos como posible alimento, o por curiosidad, intercambiando mordidas y agresiones. A este tipo de transmisión le podemos llamar pasiva.
En el caso de los murciélagos, son los hematófagos, conocidos comúnmente como vampiros, endémicos de Latinoamérica, los únicos que tienen la capacidad de transmitir la rabia de forma activa. Las otras especies (frugívoros, polinívoros e insectívoros), pueden transmitir la rabia de manera pasiva, si bien en ocasiones algunos animales enfermos con comportamiento errático, se aproximan al ser humano, o se les encuentra activos de día siendo nocturnos.
En nuestro país los carnívoros que se han identificado como transmisores activos de la rabia son: zorrillos o mofeta rayada (Mephitis mephitis), zorrillo o mofeta manchada (Spilogale putorius), zorrillo o mofeta encapuchada (Mephitis macroura), zorra gris (Urocyon cinereoargenteus), coyote (Canis latrans), entre otros. En cuanto a los quirópteros, en una parte del noroeste mexicano, se encuentra también el principal transmisor de la rabia al humano en los Estados Unidos, el murciélago de pelo plateado (Lasionycteris noctivagans).
Además de estos animales característicos del norte del continente americano; en México se encuentran otras especies propias de las zonas neotropicales como el zorrillo o mofeta pigmea (Spilogale pygmaea), el coatí o tejón (Nasua narica), que son potenciales transmisores de la enfermedad.
Mención aparte merecen las poblaciones del vampiro común (Desmodus rotundus) en las áreas tropicales y subtropicales del territorio nacional, por sus hábitos hematófagos, se ha convertido en uno de los transmisores más eficaces y activos del virus de la rabia, tanto a los animales domésticos como al ser humano.
La situación epidemiológica de la rabia es diferente a la de enfermedades virales que han logrado ser controladas por vacunación como la viruela, ya que, en este caso al ser un virus muy adaptado y casi exclusivo del ser humano, sin reservorios importantes en otras especies, actualmente se puede prescindir de la vacunación humana anti-variólica.
No obstante, hay que recordar que dentro de la primera década del siglo XXI la existencia de unas
cuantas generaciones que no recibieron la vacuna anti-variólica provocó brotes de “Monkeypox”, enfermedad generada por un poxvirus muy relacionado antigénicamente al de la viruela y cuya presencia no se había detectado cuando la mayoría de las personas estaban vacunadas con la vacuna anti-variólica que protegía simultáneamente contra el “Monkeypox”.
México ha logrado eliminar la transmisión del virus rábico del perro al humano desde el año 2006, además de reducir de manera gradual y significativa la rabia canina. Actualmente, en México son en este orden: los vampiros, los zorrillos y zorros grises, los animales más activos en la transmisión de la rabia al humano, esto sin soslayar las esporádicas agresiones de otros carnívoros silvestres enfermos o de las contaminaciones que accidentalmente se dan por la manipulación de ganado y quirópteros no hematófagos infectados.
El origen canino de algunas variantes de rabia que circulan en zorrillos representa un riesgo de re-introducción a las poblaciones de perros si no se mantiene la “inmunidad de rebaño” es decir, si dejamos de vacunar a los animales domésticos, la rabia fácilmente podría provocar un brote, por lo que es muy importante mantenerlas coberturas de vacunación en animales domésticos, así como buscar estrategias de control de la enfermedad en animales silvestres.
En países industrializados o del llamado primer mundo como Estados Unidos, Canadá, Bélgica, Francia, Alemania, etc., se han implementado con éxito estrategias de vacunación antirrábica de la fauna silvestre susceptible (zorros y mapaches principalmente) utilizando vacunas orales que se distribuyen en cebos que resultan apetecibles para los animales que se quiere vacunar.
En nuestro medio, esta estrategia no ha podido aplicarse debido a la falta de recursos y a la gran variedad de especies susceptibles de transmitir la rabia, que superan las que habitan en los países industrializados del norte. Cada especie requeriría de vacunas, cebos y estrategias diferentes, dependiendo de su modo de alimentación y comportamiento.
Idealmente se deberán desarrollar estrategias de vacunación para las principales especies silvestres transmisoras de rabia a los humanos y animales domésticos, ya que hemos visto que combatir la enfermedad en el reservorio- transmisor es la mejor estrategia para evitar la rabia humana.
Queda claro que eliminar individuos no es la solución, pero acudir a recibir vacunación post
exposición actualmente es la medida más eficiente para evitar el contagio de la rabia.
Nidia Aréchiga Ceballos, Bióloga Mexicana de la Facultad de Ciencias de laUniversidad Nacional Autónoma de México, Maestra y Doctora en Ciencias Quimicobiológicas por la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Es fundadora de los miembros de Kanan por la
vida silvestre.
Alvaro Aguilar Setién, Médico Veterinario en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional Autónoma de México. Doctor en Ciencias por la Universidad de Lieja del Reino de Bélgica. Es el fundador, fotógrafo, diseñador y productor de Kanan por la vida silvestre.
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