Por Lorena Zapata, Nelly Trejo, Eddy Armendáriz y Jorge Hernández
Este artículo fue elaborado por asistentes al taller “Comunicando la ciencia a través de las letras”, que impartieron Andrés Cota y Ana Lesher (nuestros editores) en Cd. Victoria, Tamaulipas.
Parque Jurásico nos dejó dos enseñanzas sobre la clonación de especies extintas: la primera es que existe la posibilidad de que tarde o temprano consigamos traer a la vida una multitud de animales desaparecidos; y la segunda, que traerlos de vuelta podría conllevar efectos devastadores. O al menos eso es lo que sugiere aquella obra ficticia, tendremos que indagar que dicen los científicos al respecto.
El proyecto del mamut lanudo
En la realidad, el asunto de la clonación para revivir especies que desaparecieron hace mucho tiempo, o “des-extinción”, no está resultando nada sencillo. Los dinosaurios, por ahora, están descartados; el científico Mike Bunce y su colega Morten Allentoft investigaron la supervivencia del ADN en restos de una ave neozelandesa extinta, y su investigación señala que el ADN sobrevive menos de siete millones de años y esto sólo bajo condiciones de temperatura estrictas. En otro estudio, David Penney de la Universidad de Manchester y su equipo, concluyeron que el material genético, de hecho, rara vez sobrevive más de diez mil años.
Organismos como el mamut lanudo tienen mayores posibilidades de regresar a la vida, porque su extinción es mucho más recientemente que la de los dinosaurios hace apenas unos diez mil años, además de que se han encontrado algunos ejemplares congelados en Siberia, cuya conservación resulta notable; como el que fue bautizado con el mote de “Buttercup” en 2013. Descubrimientos como este, proveen a los científicos de material genético prometedor para intentar la clonación.
Un esfuerzo que está en marcha para resucitar al Mamut, específicamente al mamut lanudo de Siberia, es el proyecto “Revive & restore”, encabezado por el doctor George Church, quien trabaja con una técnica denominada como CRISPR (por sus siglas en ingles) de ingeniería genómica. Dicha técnica, ‘copia y pega’ el ADN del mamut en las células vivas o fibroblastos de un elefante asiático, el pariente vivo más cercano del mamut.
Church ya logró generar mutaciones de hemoglobina de mamut y mutaciones experimentales de grasa y crecimiento de pelo. Lo que sigue es reprogramar estos fibroblastos para convertirlos en células madre pluripotenciales, células que posteriormente podrían ser reprogramadas en el laboratorio para obtener el sustrato de distintos tipos de tejidos y así estudiar los efectos de las mutaciones en el mamut sin todavía revivirlo.
Cuando los cultivos de células comprueben que se han obtenido todos las pasos biológicos necesarios para crear un mamut, el núcleo de un óvulo de elefante asiático sería removido y sustituido por el núcleo de una célula de mamut genéticamente modificada. El embrión resultante se cultivaría con una técnica in vitro y sería implantado en el vientre de una hembra de elefante asiático. Dos años más tarde, cumplido el lapso de gestación, nacería el primer mamut lanudo de la historia contemporánea. Church asegura que su equipo planea conseguir esta meta para el 2018.
¿Revivir al mamut sería tan desastroso como lo que acontece en Parque Jurásico?
George Church señala que revivir al mamut lanudo contribuiría a la regeneración de los pastizales de la tundra. Según el científico, el mamut (gracias a sus hábitos alimenticios) mantendría a raya a los bosques de coníferas, permitiendo así el crecimiento del pasto que provee de alimento a muchas especies emblemáticas de la tundra.
Por otra parte, estos pastos brindan un aislamiento al permafrost, o suelo permanentemente congelado de la tundra, que actualmente corre el riesgo de derretirse. Evento que liberaría grandes cantidades de gases metano que se encuentran atrapados en el hielo y cuya liberación se calcula que sería equivalente de quemar todos sí, todos los bosques del planeta dos veces y media.
Sin embargo la paleobióloga Tori Herridge, del Museo de Historia Natural de Londres, considera que clonar a un animal extinto sería cruel, ya que lograr la gestación y nacimiento del mamut requeriría de varios intentos fallidos y muchos elefantes asiáticos podrían morir durante estos experimentos; la científica asevera que no ve razón de peso para dichas pérdidas.
Otro argumento en contra de revivir especies extintas es los millones de dólares necesarios para conseguirlo. John Wiens, biólogo evolutivo de la Universidad Stony Brook de Nueva York, opina que sería mejor invertir ese dinero en la conservación de las numerosas especies y hábitats que están hoy en peligro de extinción.
El científico y divulgador de la ciencia Brian Switek, por su parte, señala que todos estos esfuerzos de revivir especies extintas son guiados por un sentido simplista de justicia o de resarcir el daño que le causamos al ambiente, sin considerar las complejas implicaciones ambientales que podría tener reintroducir especies al entorno natural. Switek concluye que la realidad es que las especies resucitadas no serían clones de mamut, sino más bien ejemplares de elefantes modificados genéticamente para parecerse a un mamut. Quizá la distinción sea mínima, pero resulta crítica, ya que estos proyectos estarían realmente creando nuevas especies en lugar de resucitar a las desaparecidas.
Por ultimo el doctor Flaviano Benavides, investigador de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, comenta que la extinción de una especie posibilita la supervivencia de otra, reintroducir al mamut, o cualquier otro animal que ha desaparecido hace largo tiempo, conllevaría una afectación directa sobre las especies actuales.
Benavides señala que hay ejemplos numerosos de cómo la introducción de nuevas especies siempre resulta desastrosa para el ecosistema. Por ejemplo, lo que acontece hoy en día con el pez diablo en los cuerpos de agua dulce de nuestro país o lo sucedido en años recientes con el pez león que está causando un devastación masiva de los arrecifes coralinos del gran Caribe.
Tal vez lo que enseña Parque Jurásico sobre el resultado de la des-extinción no está del todo errado. Pero en fin, de seguir Church con su agenda, en el 2018 esta historia continuará.
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