La mayor parte de los nuevos productos van dirigidos al 10% de la población mundial que los puede pagar. Creemos necesario enfocar nuestros conocimientos y habilidades en identificar temas de innovación que se adapten a las condiciones de vida y al contexto del resto de las personas. Estas condiciones abarcan la inclusión social energética, es hora de priorizar el acceso a herramientas que se puedan usar sin depender de las fuentes de energía preponderantes que en muchos casos son inaccesibles por cuestiones de infraestructura y economía. Estamos en un momento crítico en el que debemos contar con soluciones innovadoras, económicas y sencillas para ayudar a mejorar las vidas de miles de personas y es primordial hacer esto desde una perspectiva más ecológica.
Tenemos una historia energética que data desde el comienzo de la vida misma, desde nuestros primeros pasos en la tierra hemos buscado diferentes formas de generación de energía para facilitarnos nuestras actividades y para tener una vida más agradable. Adoptamos nuevos sistemas de producción y almacenamiento al ver que los almacenes de energía que nos provee la naturaleza son susceptibles de ser transformados en las formas energéticas que precisamos. A partir del inicio de la revolución industrial, las sociedades humanas entraron en una etapa de gran crecimiento, basada en tres combustibles fósiles: carbón, petróleo y gas, recursos no renovables a escala humana. Existe una relación directa entre el crecimiento económico y el aumento de la extracción de recursos y energía de la tierra, nuestros sistemas actuales dependen de una cantidad cada vez mayor de recursos y energía para funcionar.
Acompañando esta evolución de la demanda energética, se han producido severas modificaciones al entorno, mermando los recursos del medio ambiente. Hoy es necesario que las ideas e inventos que surjan, consideren el ámbito ecológico. Urge hacer diseños con propósito, diseños pensados desde la sustentabilidad o inclusive ir más allá: a la regeneración. Es momento de pensar en términos de descenso energético y económico. No es sensacionalismo, es un proceso que ocurre constantemente en la vida en donde los sistemas pasan por diferentes procesos: crecimiento, clímax y transición, descenso energético y restauración con poca energía. Es importante reconocer en qué proceso estamos como civilización y hacia dónde debemos enfocar nuestros esfuerzos.
En nuestros días prevalece un modelo de producción capitalista, el cual condiciona la estructura de la sociedad donde la integración a la misma está determinada por la participación de los individuos en una actividad productiva. El concepto de vulnerabilidad de masas se encuentra relacionado intrínsecamente con esta descripción. En el mundo hay más de 4000 millones de personas que viven con menos de 8 dólares al día, son personas que tienen necesidades energéticas que generalmente son difíciles de cubrir. Sabemos que el sistema al cual pertenecemos depende absolutamente de los combustibles fósiles pero tenemos que sustituir la narrativa cultural que nos habla de un crecimiento y progreso infinito, a una que integra el decrecimiento en complejidad y sofisticación sustentable para los sistemas humanos.
Un cambio en las estructuras sociales también viene en camino, cada día más personas e instituciones enfocan esfuerzos en retomar diseños y sistemas de sociedades pre-industriales para crear sinergías con la tecnología actual. En el futuro será más evidente la disminución del consumo de energía y recursos y la popularización del modelo agroecológico en el que se promueve el rescate de conocimientos tradicionales, el uso de más recursos locales, de energías complementarias y de ecotécnias.
Lo anterior va más allá de las llamadas energías renovables como la energía solar, eólica o los biocombustibles, hijas de grandes inversiones corporativas. Se trata de replantear nuestros hábitos de vida, nuestros comportamientos y compromisos que tenemos con el medio ambiente. Utilizar sanitarios secos, captar agua de lluvia o aplicar técnicas de construcción natural, son verdaderas muestras de que con (relativamente) pocos recursos se pueden hacer cosas fundamentales. Con estas y muchas opciones más se pueden ofrecer soluciones vitales ya que son acciones que propician el empoderamiento de la población, son una manera de impulsar cambios positivos en la gente que repercuten benéficamente en el ambiente. Mientras más personas dirijamos nuestra atención a este tipo de soluciones, más se irán fortaleciendo las redes e incrementarán las interconexiones.
Nuestra propuesta es orientar el talento y la capacidad para transformar nuestra realidad y la realidad de tantas personas que viven en situaciones de gran vulnerabilidad. Demostrar que se puede conjuntar el ingenio y la solidaridad para generar un vasto potencial que puede ayudar a transformar el mundo. Un cambio de paradigmas es imprescindible, comenzando por la manera en la que nos alimentamos. Es importante impulsar estrategias que promuevan la soberanía alimentaria, que ayuden a transformar los comestibles para darles valor agregado y así miles de personas puedan tener mejores condiciones de vida.
Las condiciones actuales nos impulsan a realizar proyectos de cooperación para un desarrollo más incluyente, que basen nuestros esfuerzos de diseño en necesidades básicas insatisfechas como acceso al agua, alimentación, salud o energía, y que presten servicios a personas vulnerables que no tienen los suficientes recursos para ser interesantes para el mercado.
Las bicimáquinas son creaciones fraguadas en el diálogo con esa gente, con esas necesidades, diseñadas para prestar un buen servicio adaptado a esa realidad. La energía motriz humana tiene gran potencial que no se ha desarrollado plenamente todavía. Con creatividad y un interés genuino por dar soluciones alternativas a situaciones comunes, las bicimáquinas conjuntan los conceptos de solidaridad y sustetabilidad. Son creaciones pensadas en respetar el medio ambiente y ayudar a las personas.
Adaptamos piezas de bicicleta para crear máquinas con pedales para que se puedan realizar diferentes tareas de una manera más fácil. Esto no es un concepto nuevo, las máquinas a pedal surgen mucho antes que la bicicleta con pedales. Existe evidencia de que desde el siglo X ya se contaban con otras máquinas aunque las patentes se registraron hasta el siglo XIX. El torno con pedal se inventó alrededor del año 1250 y en el siglo XV se le colocó un pedal a la piedra para afilar herramientas. En ese entonces las máquinas con pedal tomaron el lugar de las máquinas manuales (es importante resaltar que las piernas tienen 7 veces más fuerza que los brazos).
Estas máquinas fueron hechas para durar más de 100 años (emplearon materiales muy buenos para hacerlas de alta calidad). Al hablar de máquinas y pedales no podemos evitar pensar en la bicicleta. Hay varias teorías respecto a dónde se originó y quién la pensó inicialmente, algo que sabemos es que Leonardo da Vinci ya la había conceptualizado y la dibujó en la obra Codex Atlanticus. Leonardo inclusive pensó en una transmisión de cadena como en las que se utilizan en la actualidad. Trescientos años después, se construyó la primera máquina que iniciaría una carrera imparable (el celífero, posteriormente: draisiana). En 1839, el herrero escocés Kirkpatrick Macmillan le agregó pedales y palancas de conducción a la draisiana. Después de que inventaron el motor de combustión interna y el motor eléctrico, se disminuyó drásticamente el uso de las máquinas de pedales. En los años 20’s, la producción de bicimáquinas se redujo significativamente, y en los años 30’s muchas fábricas influyentes detuvieron la producción de estas máquinas por completo.
Hoy retomamos “viejas” tecnologías para echar a andar “nuevos” aparatos. No somos los únicos, hay diversas iniciativas alrededor del mundo, por ejemplo “Una Bicicleta para África” es una organización Italiana que hace bici-generadores para generar la energía eléctrica que necesitan los microscopios que usan en los laboratorios en el Congo, también hay organizaciones que fabrican bici-despulpadoras de café en Guatemala o bici-bombas de agua en Nicaragua.
Las bicimáquinas son un ejemplo creatividad enfocada en fuentes de energía más sostenible, un acercamiento a la soberanía energética, con ellas se pueden satisfacer las necesidades presentes sin comprometer (tanto) los recursos futuros. Con ellas tú eres el motor, tú decides, tú produces y tú controlas la energía que usas. Son de fácil mantenimiento y reparación, las refacciones son fáciles de encontrar y sólo se requieren conocimientos básicos de mecánica de bicicletas para repararlas, tienen alta durabilidad y una huella ecológica reducida.
Usar bicimáquinas va más allá de ahorrar un poco de energía y hacer ejercicio productivo. Brinda verdaderos beneficios a nivel salud, pueden ser herramientas de desintoxicación, activar el metabolismo, reducir la depresión, aumentar la circulación cerebral, fortalecer huesos y hasta retardar el envejecimiento. En la esfera económica significan un ahorro monetario y aunque los beneficios varían según cada caso, su uso generalmente repercute en ahorro de tiempo, esfuerzo y energía, varias personas inclusive han encontrado una alternativa de autoempleo en ellas.
Nuestro proyecto es una invitación a que ingeniosos diseñen artefactos innovadores para mejorar las condiciones de vida de quienes más lo necesitan y a comenzar a cambiar paradigmas acerca del uso y manejo de la energía. Es una invitación a crear tecnologías familiares, a ofrecer opciones de tecnología autónoma apropiada que conlleve a la soberanía energética y al empoderamiento comunitario. Es un proyecto que busca impulsar una cultura de cooperación y conciencia.
A partir del año 2012 comenzamos a dar talleres y capacitaciones sobre energía alternativa y construcción de bicimáquinas y desde entonces se han desarrollado 14 modelos de los cuales 5 ya se están usando en el país y algunos hasta en el extranjero. Los modelos que manejamos actualmente incluyen licuadoras, lavadoras, molinos, desgranador, bomba de agua móvil, garrafa para nieves, revolvedora de cemento, generador de energía eléctrica, Tirutradora de residuos de jardín y cosecha, compresor de aire, entre otros.
Desde la innovación tenemos un enfoque multi-solución en el que se incluye la impartición de cursos y talleres, venta y renta de bicimáquinas, demostraciones, pláticas, desarrollo y adaptaciones. La innovación generalmente es sinónimo de caro. En muchos lugares del mundo se dedican enormes cantidades de recursos a necesidades superfluas, mientras millones de personas siguen teniendo insatisfechas necesidades básicas y mientras se siguen adoptando tecnologías complejas de bajo rendimiento neto energético. La propuesta es invitarlos a que dirijan sus esfuerzos en ir más allá de lo aparente, de lo fácil, de lo común. En proyectarnos más allá de la dicotomía entre el discurso conservacionista y nuestras actitudes consumistas.
Queremos motivar un cambio paradigmático en el que tomemos conciencia de nuestra capacidad transformadora y de cómo ésta puede propiciarnos abundancia a la vez que ayudamos a los demás y al entorno.
Sin comentarios