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Artículos

Parálisis de Bell, el mal del rostro mudo.

Una mañana me levanté, me miré en el espejo y noté que mi rostro había perdido su simetría. No podía mover ni controlar los músculos de la cara. Ni siquiera era capaz de lavarme los dientes porque babeaba. A lo largo de tres días el noventa y cinco por ciento del lado izquierdo de mi cara se paralizó completamente. Yo, una mujer joven, de 26 años, y con nulo conocimiento sobre lo que me estaba pasando, sentí que el mundo se me venía encima.

Comencé un peregrinaje de un médico a otro, y la respuesta era siempre la misma: parálisis facial, sin más. En un principio no hubo menciones del cuadro de Bell. No me sabían decir si se trataba de un caso de origen viral y, dado que las temperaturas no habían sufrido cambios drásticos, descartaban que se tratara de una parálisis a frigore. Los especialistas decretaron que, a lo mejor, en un periodo de entre seis meses y un año -plazo que a mí se me hacía eterno-, podría recuperar la movilidad. Todos coincidían en que, cuanto más tiempo transcurriera sin atenderme, más difícil sería curarme y más probable que me quedaran secuelas. Total: un drama. Imaginé que en adelante sería como una pintura de Picasso o una muñeca de cera. Me figuraba como una versión femenina de Sylvester Stallone -quien, por cierto, es uno de varios famosos que han sufrido parálisis de Bell, al igual que George Clooney, Katie Holmes, Pierce Brosnan y el poeta beat Allen Ginsberg, entre otros.

Lo peor era lo mucho que se notaba: mi rostro tenía una gran asimetría. No podía cerrar el ojo izquierdo, la boca se me veía caída. Además, no podía tolerar sonidos fuertes, ya que mi oído resultó dañado internamente, y perdí casi por completo el sentido del gusto. Era horrible. Mi entorno intentaba consolarme diciéndome cosas como “bueno, alégrate porque de la cara no vives.” Pero estaba aterrada y caí en una depresión profunda, en la que no le encontraba chiste a nada.

Hasta que di con un acupunturista que tenía un tratamiento específico para la parálisis facial. Consistía básicamente en vitamina B1, también conocida como tiamina o complejo B, pinchazos con agujas y estimulación eléctrica a base de imanes. Sé que la acupuntura suele ser tema controvertido y, de hecho, cuando le conté mi experiencia a médicos convencionales, me encontré con risas, condescendencia y escepticismo. Incluso hubo personas que dijeron que mi curación fue psicológica. Y sí, quizás habrá tenido un componente psicológico, producto del efecto placebo o lo que sea, pero el caso es que recuperé la movilidad y, con ella, mi seguridad. No puedo expresar la gloria que fue poder volver a sonreír y pestañear.

Despertar un día y no poder mover la mitad de la cara parece una pesadilla inusual, pero la parálisis de Bell es una enfermedad que afecta a miles de personas cada año. Nadie está exento de este mal, si bien, las mujeres embarazadas y personas que padecen diabetes o enfermedades respiratorias son más propensas, tanto hombres como mujeres de todas las edades corren el riesgo de presentarla.


En su libro La Gioconda vista por un médico, el académico español Julio Cruz y Hermida afirma que la mujer que aparece en el cuadro La Mona Lisa, del pintor renacentista italiano Leonardo da Vinci, pudo haber padecido esta enfermedad. Según él, ese “esbozo de sonrisa” no oculta mayor misterio que el de una parálisis facial.

La parálisis facial periférica o de Bell se caracteriza por la falta de movimiento en la mitad de la cara, ya sea en el hemisferio izquierdo o derecho. El rostro queda inexpresivo, inflamado y con dificultad para cerrar un ojo y parpadear normalmente, lo cual puede causar mucho lagrimeo. Puede presentarse dolor en el oído, el cuello, la cabeza; además se desvía la boca hacia el lado sano del rostro y, a veces, se presentan alteraciones en el gusto, olfato y la masticación. Las miles de terminaciones en las que se ramifica el nervio facial -que van hacia las mejillas, la frente, labios y párpados- son las responsables de configurar las expresiones: desde una sonrisa o un guiño del ojo, hasta un ceño fruncido. Pero bajo el efecto de la parálisis, debida a la inflamación de dicho nervio, todos estos gestos quedan suspendidos e incomunicados. No importa cuánto se esfuerce el cerebro en enviar sus mensajes, la cara permanece en silencio.

Esta enfermedad fue descrita desde hace más de dos mil años por el médico griego Hipócrates de Cos (460 A. C -370 A. C). Siglos después, Sir Charles Bell, anatomista, cirujano, fisiólogo y teólogo natural de origen escocés, descubrió el nervio facial, hace ya ciento setenta y siete años -y es en su honor que la parálisis bajo inspección fue bautizada-. Sin embargo, hasta ahora se desconocen las causas exactas de dicha aflicción. Se ha reportado que puede ser provocada por una cantidad considerable de factores, como traumatismos craneales con fractura del hueso temporal, infartos cerebrales, tumores, ciertos agentes tóxicos o infecciones víricas y bacterianas; así como cambios de temperatura drásticos, estrés, susto o enojo desmedido y, aunque sucede con menor frecuencia, producto de un accidente quirúrgico.


Si sufres parálisis de Bell el doctor se basará en la gravedad de los síntomas y tu perfil médico general para determinar el mejor tratamiento:

  • medicamentos con esteroides– para reducir la inflamación.
  • medicamentos anti-virales – si el mal tiene origen en una infección.
  • analgésicos y/o calor húmedo – para aliviar el dolor
  • fisioterapia – para estimular el nervio facial

Algunas personas prefieren recurrir a terapias alternativas que, dependiendo del origen, pueden surtir cierto efecto:

  • relajación – por medio de meditación o yoga, acupuntura, estimulación eléctrica,
  • capacitación en biorretroalimentación – que consiste en choques eléctricos para normalizar la función nerviosa.
  • terapia vitamínica – incluidas las vitaminas B12, B6 y el mineral zinc

Lo práctico y sencillo también puede ayudar:

  • Tratar de inflar globos – aunque las primeras semanas puede ser casi imposible mantenerlos con aire, debido a que una parte de la boca está paralizada y sin fuerza; pero es un ejercicio efectivo, ya que se está forzando a los músculos a estar activos y en estiramiento constante.
  • Recurrir a la nuez de Castilla con cáscara – Se coloca dentro de la boca en la parte dañada, para que la circunferencia rígida estire el músculo. Se recomienda mantenerla ahí el mayor tiempo posible para estimular al nervio. Se puede hacer lo mismo con paletas redondas o pelotas de goma.
  • Hacer ejercicios faciales – decir las vocales en voz alta con una expresión muy marcada, es decir, gesticular exageradamente.
  • Mascar chicle
  • Tratar de retener agua en el cachete dañado y pasar el agua de un cachete a otro.
  • Humedecer una toalla con agua de romero tibia o caliente y colocarla en la zona paralizada. Este remedio ayuda a desinflamar y a relajar los músculos adoloridos a causa de la enfermedad.
  • Masajear el rostro el tiempo que se considere necesario.

Con el paso del tiempo, una vez superada mi parálisis, mi doctora y yo llegamos a la conclusión de que el episodio de mi “chuequez” se debió probablemente a una combinación de estrés, tristeza, pésima alimentación y malos hábitos para dormir, que hicieron que mis defensas se debilitaran; pero sobre todo al enojo y frustración, ya que por esos días mi papá pasaba por la peor de las enfermedades: cáncer de próstata terminal.

En ocasiones vivimos de una manera tan rápida y sin consciencia que no nos damos cuenta de dónde están las señales de peligro. Creo que mi cuerpo me lanzó una alarma del tamaño de un camión de basura para indicarme que no iba por buen camino. A partir de entonces, decidí no gastar tantas energías en cosas que tan sólo desgastan y provocan sufrimiento. La buena noticia es que la mayoría de personas que padecen este mal se recuperan totalmente, muchos en cuestión de semanas. Alrededor del setenta por ciento de quienes sufren parálisis de Bell, con un tratamiento adecuado, vuelven a la normalidad en el espacio de un año y recuperan su cara y expresiones por completo.

Escrito por Itzel García Ángel - 7 marzo, 2016
Tags | enfermedades, medicina, parálisis

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7 Comentarios

  • Gonzalo Lara Gomez 31 mayo, 2021 at 6:14 pm

    Hace veinte años a inicios de este siglo, sufrí la parálisis de bell, es posible que en la actualidad (3 meses) sufra de adormecimiento o, dolores desde la cintura hasta los pies, sobre todo del mismo lado derecho donde me afectó..gracias

    Reply
  • Mujer de hielo 28 diciembre, 2020 at 8:25 pm

    Estuve tan solo mes y medio con este problema, acudi fisioterapia con masaje en rostro y con electrodos en el área dañada, ejercicios todos los días y con inyecciones de complejo b Con lidocaína y dexametasona. A la tercera semana comencé a mover mi cara del lado que no me respondía, hasta que solo me respondió, mi médico me indico tratamiento de complejo b con lidocaína y dexametasona durante 6 meses y mi rostro después de 2 meses está a un 99 % de su normalidad, pues la terapia con impulsos eléctricos solo la recibí un mes y me ayudó bastante en conjunto con el complejo b.

    Reply
    • Shely 8 abril, 2021 at 3:58 pm

      Como es el tratamiento de complejo b
      Todos los días debe ponerse la inyección durante los 6 meses
      A mí el doctor no me recetó nada de eso, pero me interesa si eso ayuda a una mejoría
      Gracias

      Reply
      • Natalia Jardón 9 abril, 2021 at 4:03 pm

        Hola Shely, gracias por escribir. Procuraremos que tu pregunta llegue a la autora, quien quizás esté en capacidades de responder mejor que nosotros, pues no somos expertos en el tema; por lo pronto, mejor será consultar a tu medico de confianza.

        Reply
  • Doralia 26 diciembre, 2020 at 7:50 pm

    Bueno llevo casi cuatro años con la paralisis..me siento pesima, la gente me mira raro. Es horrible. Y aun no encuentro la cura. Pero seguire intentando con la acupuntura y la fisioterapia. Dame paciencia universo.

    Reply
    • Mujer de hielo 28 diciembre, 2020 at 8:27 pm

      Podrías probar con masaje en la zona, ejercicios y complejo b con dexametasona y lidocaína de verdad no sabes cuánto me han ayudado solo me quedo una pequeña secuela… El oído izquierdo del lado que tenía paralizado me quedo muy sensible al ruido.

      Reply
  • Ana 11 abril, 2019 at 8:35 pm

    Llevo cuatro meses con el problema, de médico en médico y tratamiento en tratamiento. Conclusión: paciencia más paciencia y tomar las cosas como son! Gracias por compartir.

    Reply
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