Fumar cannabis está lejos de ser la mejor estrategia para aprovechar sus potenciales terapéuticos
Por Iván Pérez Neri*
El uso terapéutico de la marihuana no es un descubrimiento reciente. Esta planta se utiliza con fines medicinales desde hace más de tres mil años. Hasta 1941, por ejemplo, en la Farmacopea de los EE. UU. aparecían formulaciones a base de marihuana aprobadas para su uso comercial en dicho país (1).
Por otro lado, se sabe que la marihuana tiene ciertos efectos como anticonvulsivante, analgésico, relajante muscular y orexigénico (que aumenta el apetito). También hay informes que indican que su consumo puede disminuir la presión arterial (incluso de forma severa en casos de abuso) (2). En todo caso, la planta podría contar con potencial como antihipertensivo.
En algunos estudios científicos se ha observado que fumar marihuana reduce el dolor neuropático, el cual se produce cuando se dañan los nervios que comunican las diferentes partes del cuerpo con la médula espinal (3). Asimismo, se considera que su consumo puede reducir la espasticidad (una condición donde los músculos se contraen, pero no se relajan, afectando la movilidad y la calidad de vida de quienes lo sufren) y aminorar el dolor en la esclerosis múltiple, una enfermedad en la que el sistema inmune daña a las células del sistema nervioso, tanto en el cerebro como en la médula espinal y los nervios.
No obstante, fumar marihuana también puede tener efectos adversos, algunos fumadores crónicos (es decir, aquellos que han fumado marihuana de forma frecuente por mucho tiempo) pueden presentar psicosis si cuentan con factores de riesgo (la psicosis es una alteración del pensamiento en la que quien la sufre, puede ver y escuchar cosas que no existen, así como creer cosas que no son reales; puede presentarse en algunos tipos de esquizofrenia y en otras enfermedades, como las infecciones cerebrales). De hecho, algunos estudios muestran que el consumo de marihuana puede aumentar en 71 por ciento el riesgo de presentar psicosis en personas susceptibles cuando se consume desde la adolescencia (4); sin embargo, la proporción de personas que desarrollan este trastorno varía entre el 0.8 y el 10 por ciento de sus consumidores (5).
El consumo de marihuana también puede causar adicción en algunas personas. De acuerdo con la Comisión Nacional Contra las Adicciones, uno de cada diez consumidores de marihuana puede llegar a desarrollar adicción, lo cual puede tener consecuencias severas en todos los ámbitos de la vida de una persona. Asimismo, debemos tener en cuenta que el uso recreativo de la marihuana es distinto del abuso y de la adicción desde un punto de vista médico: adicción es un caso de consumo más extremo que requiere criterios clínicos para ser diagnosticado; abusar del consumo no es recomendable, pero tampoco es sinónimo de adicción, por lo tanto, abuso y adicción deben ser evaluados por un(a) especialista.
Fumar marihuana favorece efectos nocivos sobre las funciones mentales porque el calor que se genera al quemar las hojas secas de la planta convierte los cannabinoides en compuestos psicotrópicos, es decir, aunque los cannabinoides que se encuentran naturalmente en la planta están en su forma ácida (sin efectos psicotrópicos), exponerlos al calor de la combustión de las hojas hace que estos compuestos se conviertan en sus equivalentes neutros, que sí presentan este tipo de efectos.
Cabe señalar que la forma ácida de algunos cannabinoides tiene sus propios efectos benéficos. Recientemente se ha observado que algunos cannabinoides ácidos podrían bloquear la entrada del virus SARS-CoV-2 (causante de la COVID-19) a las células, aunque aún hacen falta más estudios al respecto en seres humanos (6).
Adicionalmente, debe tenerse en cuenta que la marihuana que se usa con fines recreativos no es la que tiene mayor potencial terapéutico. Las variedades recreativas de la marihuana tienen entre 1 y 20 por ciento de Δ9-tetrahidrocannabinol (THC), que es el principal componente psicoactivo de la marihuana, aunque con algunas técnicas especiales de cultivo se puede alcanzar hasta 25 por ciento de su contenido. Esto significa que cuando la planta tiene mayor concentración de THC suele tener menor contenido de cannabidiol (CBD), otro de los componentes de la marihuana con más propiedades medicinales que el THC. Esto se debe a que ambos cannabinoides se generan en la planta a partir de un intermediario común en su metabolismo, de modo que cuando este intermediario es usado por la planta para sintetizar THC, es utilizado en menor proporción para producir CBD, y viceversa.
Si la marihuana tiene menor efecto psicotrópico es probable que tenga mayor efecto medicinal. El efecto que predomine dependerá del balance entre los componentes de la planta, es decir, de los que se encuentren en mayor o en menor proporción, condición que puede modificarse de acuerdo a las condiciones de cultivo de la planta. Además, es sabido que la marihuana no siempre tiene un efecto psicotrópico potente, y eso se debe a que, dependiendo de varios factores, su contenido de THC puede ser bajo (1).
El balance entre los componentes de la marihuana puede extenderse incluso a otros de sus componentes no cannabinoides; por ejemplo, los terpenoides y los flavonoides (que son los que generan el olor y el sabor de la marihuana) pueden ser anti-inflamatorios y antioxidantes. En el caso de los terpenos, se considera que pueden modular algunos sistemas de neurotransmisión como los de la dopamina y la serotonina, que están involucrados en enfermedades como la esquizofrenia y la depresión; también se les atribuye un efecto analgésico. Cabe mencionar que cuando hablamos de la depresión, es importante tener en cuenta que es distinta de la tristeza; si bien hay tristeza en la depresión, el diagnóstico de la enfermedad requiere que se cumplan ciertos criterios clínicos y debe ser realizado por un(a) especialista.
En conclusión, es posible obtener beneficios relativos para la salud al fumar marihuana, pero también pueden llegar a presentarse efectos nocivos en su abuso a largo plazo. En ciertas ocasiones estos daños alcanzan grados severos, como en el caso de que la sustancia detone un cuadro de psicosis o genere adicción en personas susceptibles. Para minimizar sus efectos adversos existen diversas estrategias farmacológicas y de consumo que permiten aprovechar los beneficios para la salud sin tener que recurrir a la combustión de sus hojas. En todo caso, hay que considerar que la vía de administración de una sustancia debe ser acorde con su objetivo: fumar marihuana puede permitir obtener un efecto recreativo; pero, para fines terapéuticos, pueden considerarse alternativas adicionales.
* Dr.Iván Pérez Neri (1978) es un neurocientífico mexicano egresado de la UNAM. Se especializa en los mecanismos bioquímicos de los trastornos psiquiátricos y neurológicos. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (Nivel I) y se encuentra adscrito al Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez y está interesado en generar divulgación sobre sus temas de investigación.
Referencias
1. Murillo-Rodríguez E, Onaivi ES, Darmani NA, Wagner E. Endocannabinoids: Molecular, Pharmacological, Behavioral and Clinical Features. Bentham Science Publishers; 2013 https://books.google.com/books?hl=es&lr=&id=ErEVDgAAQBAJ&oi=fnd&pg=PP1&dq=endocannabinoids+molecular+pharmacological+clinical+features&ots=ZWBLtovgJw&sig=HE923BSIRwPL7_x3wwZb91GCUBM
2. Limón E. Historias verdes: Conversaciones sobre la mariguana. EDICIONES B; 2018 https://play.google.com/store/books/details?id=mf9JDwAAQBAJ&source=gbs_api
3. Ellis RJ, Toperoff W, Vaida F, van den Brande G, Gonzales J, Gouaux B, Bentley H, Atkinson JH. Smoked medicinal cannabis for neuropathic pain in HIV: a randomized, crossover clinical trial. Neuropsychopharmacology. 2009;34(3):672-680.
4. Kiburi SK, Molebatsi K, Ntlantsana V, Lynskey MT. Cannabis use in adolescence and risk of psychosis: Are there factors that moderate this relationship? A systematic review and meta-analysis. Subst Abus. 2021;42(4):527-542.
5. Fiorentini A, Cantù F, Crisanti C, Cereda G, Oldani L, Brambilla P. Substance-Induced Psychoses: An Updated Literature Review. Front Psychiatry. 2021;12:694863. 6. Aristegui-Noticias. Dos ácidos presentes en la planta de cannabis pueden evitar la Covid-19, revela estudio. 2022 https://aristeguinoticias.com/1201/kiosko/dos-acidos-presentes-en-la-planta-de-cannabis-pueden-evitar-la-covid-19-revela-estudio/
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