Quien haya visto a un mono araña moviéndose libremente en la selva puede imaginar el porqué de su nombre. Un amigo querido decía que son “barrigas con patas”, pues inmediatamente resaltan sus grandes panzas y sus largos brazos y piernas a las cuales se suma su cola prensil (es decir, que les sirve para agarrar) que funciona prácticamente como una quinta extremidad. Pero antes que evocar la figura de una araña, seguramente brinca a la mente el “sorprendente hombre araña”, pues yo nunca he visto a ningún arácnido moviéndose como el superhéroe, pero después de tener la fortuna de observarlos durante un año de mi vida, no dudaría si alguien me dijera que la increíble y acrobática agilidad de Peter Parker está inspirada en los monos araña. Texto y fotografías de: Sandra E. Smith Aguilar [1]
Reconocemos alrededor de 390 especies de primates en el mundo de las cuales en México hay poblaciones silvestres de 3: mono aullador de manto (Alouatta palliata), mono aullador negro de Yucatán (Alouatta pigra) y mono araña (Ateles geoffroyi). Esta última especie se encuentra en zonas de selva tropical de los estados de Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán, y su distribución se extiende hasta los países del sur de Centroamérica. Ateles geoffroyi es una de las 4-7 especies de monos araña del mundo que conforman el género Ateles.
Aún no nos ponemos de acuerdo sobre cuántas especies distintas hay, pero sabemos que todas viven en el continente americano y todas tienen manos sin pulgar (o lo tienen muy reducido), razón por la cual se nombró al género como “imperfecto” o “incompleto” que en griego antiguo se dice Ateles. Pero lo que les falta de dedo, les sobra de energía y capacidad para desplazarse entre las copas de los árboles sin andar dejando pulgares atorados por la selva al ir “braquiando” o balanceándose entre las ramas. Otra característica que tienen “de sobra” en comparación con los monos aulladores es el clítoris de las hembras, que es muy alargado y notorio.
Además de ser muy ágiles, las especies de Ateles son posiblemente los monos más activos de todo el continente americano. Esto se asocia mucho con el hecho de que se alimentan principalmente de fruta madura, una fuente de mucha energía que se metaboliza rápidamente. Se ha propuesto que esta dieta permitió que los monos araña desarrollaran cerebros relativamente grandes y capacidades mentales notables que se reflejan en características como su memoria espacial y en conductas sociales complejas.
Por ejemplo, es frecuente observar ataques de cosquillas o juegos de tipo “las traes” entre juveniles, que ocasionalmente “contagian” a monos adultos; hemos observado que los machos de un grupo hacen “redadas” en las que sigilosamente se desplazan en fila por el suelo para atacar a monos de otros grupos; en ciertos contextos, los monos se abrazan cuando se encuentran; cuando una pareja de monos va a copular, se aleja de otros miembros del grupo (“se van a lo oscurito”); y los machos despliegan conductas sexuales entre ellos.
Los monos araña mexicanos viven en grupos de 20-50 individuos en áreas que anualmente pueden variar de tamaño entre 20 y más de 70 hectáreas (en un día cualquiera, los monos se pueden desplazar más de dos kilómetros). Es raro que todos los monos de un grupo se observen juntos, pues diariamente se mueven en subgrupos que van cambiando de tamaño (de 1-20 individuos) y composición a lo largo del día mientras van buscando comida. Por las noches los monos suelen juntarse en árboles grandes que usan repetidamente, conocidos como “dormideros”. A este tipo de organización social fluida en la que los individuos continuamente van decidiendo mantenerse, separarse o juntarse en subgrupos, la llamamos de “alta dinámica de fisión-fusión” y es muy similar a la organización de los chimpancés (Pan troglodytes). Se cree que la dependencia de alimentos como las frutas, que son difíciles de encontrar porque no están disponibles todo el tiempo y no siempre se encuentran en los mismos lugares, tiene mucho que ver con esta forma de organización social.
Comúnmente las hembras adultas de monos araña van acompañadas de una o dos de sus crías más pequeñas y los machos adultos se desplazan entre ellos. Una vez que las hembras alcanzan los 5 años, suelen migrar de su grupo natal para establecerse en otro grupo. Ahí comienzan a reproducirse alrededor de los 8 años y pueden continuar haciéndolo al menos hasta los 38 años (edad estimada de las hembras de mayor edad conocidas en vida libre y que a la fecha siguen reproduciéndose). Por lo tanto, lo más común es que las hembras adultas de un grupo no hayan nacido ahí, mientras que los machos sí permanecen y se reproducen en el grupo de sus madres. No hemos observado jerarquías de dominancia en los monos araña, las hembras se aparean con distintos machos y hasta ahora no sabemos si alguno de los machos es responsable de más paternidades que otros.
La dieta frugívora de los monos araña no sólo tiene un importante impacto sobre sus funciones biológicas y su conducta, si no que afecta directamente la forma y condición de las selvas que habitan, por ser importantes dispersores de semillas. Al comer las frutas de hasta más de 50 especies distintas, es común que los monos se traguen las semillas de muchas de ellas, transportándolas durante un rato hasta que las defecan. Esto aleja las semillas de la planta “madre” pudiendo disminuir la competencia entre individuos de la misma especie. Además, la dispersión promueve la variabilidad genética al reducir la probabilidad de que dos plantas que son parientes cercanas (y entonces, muy parecidas genéticamente) se reproduzcan entre sí. Además, permite extender el alcance de la planta a nuevos lugares y sabemos que el paso por el tracto digestivo de los monos puede aumentar la probabilidad y velocidad de germinación de muchas semillas.
La importante función de Ateles geoffroyi como dispersor de especies vegetales inclusose ve plasmada desde el periodo 200-600 d.C. en la historia de los mayas quienes reconocían al mono araña como el “dador del cacao”.
Así como su relación con los frutos se liga con muchas de las características que hacen fascinantes a los monos araña y los vuelven elementos fundamentales para la estructura y funcionalidad de las selvas tropicales en México, también los hacen vulnerables. Su gran cerebro es energéticamente caro y funciona permanentemente. Por lo tanto, implica una dependencia a la fruta durante todo el año, lo cual se dificulta cuando las selvas pierden extensión y diversidad de especies.
Actualmente, Ateles geoffroyi se considera como especie en peligro de extinción y, de manera general, sus poblaciones están disminuyendo principalmente por la pérdida de hábitat (por ejemplo, para la construcción de grandes “desarrollos” turísticos en la península de Yucatán) y el comercio ilegal de mascotas. Esto último no sólo afecta a los individuos extirpados de su grupo social. Para capturar un bebé de mono araña, es muy común que maten a su madre porque las crías pequeñas pasan casi todo el tiempo colgadas de sus mamás. Sí, prácticamente cada tierno y encantador bebé de mono araña que te puedan ofrecer, viene con garantía de una historia de muerte. Además, una vez que crecen, la mayoría de los monos comprados terminan encadenados o en jaulas y difícilmente pueden ser reintroducidos a la selva.
A pesar del panorama complicado, hay múltiples iniciativas buscando formas para que las comunidades de humanos podamos relacionarnos positivamente con los ecosistemas de los que forman parte los monos. Por ejemplo, la comunidad de Punta Laguna, Yucatán, sostiene un proyecto ecoturístico que les ha conferido beneficios económicos y que depende en gran medida de la presencia y permanencia de los monos en el área de protección de flora y fauna Otoch Ma’ax Yetel Kooh (complementado por una espectacular laguna). La comunidad jugó un papel fundamental en el decreto del área protegida y actualmente resguardan la zona donde se realizan los recorridos para ver a los monos araña en su ambiente. Además, desde 1997 algunos miembros de la comunidad de Punta Laguna participan y han permitido sostener el proyecto de investigación de monos araña en vida libre de mayor duración en el mundo y del cual se desprende mucha de la información que presentamos en este texto.
[Texto preparado originalmente para la serie “jueves de especie” de CONBIODES AC, publicada en Facebook el 31 de mayo de 2018 https://www.facebook.com/conservacion.biologica.y.desarrollo.social/posts/1996610300654915. La versión actual tiene algunas ediciones mínimas realizadas el 21/03/2023 para republicarse en la página de la Sociedad de Científicos Anónimos.]
Referencias:
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Prioridades para la conservación de los primates en México, CONABIO, Ciudad de México, México.
[1]Sandra Elizabeth Smith Aguilar (1979). Estudió Biología en la Universidad Nacional Autónoma de México donde también cursó la Maestría en Ciencias del Mar y Limnología. Desde 2010 vive en Oaxaca donde hizo el doctorado en el CIIDIR-IPN. Su investigación se ha centrado en el canto de ballenas jorobadas y la conducta social de monos araña. Le encanta comer, fermentar, hornear y conocer las historias y vericuetos que nos conectan con quienes producen alimentos. También se inmiscuye lo más que puede en caminos de construcción colectiva de conocimiento fuera de las instituciones académicas. Su vida es más feliz desde que conoció los baños secos y sus amig@s saben que cualquier conversación puede derivar en “cacajones” y composta. Le encanta desplazarse con las ventanas abajo o, mejor aún, sin ventanas, pedaleando o caminando hasta donde las piernas aguanten.
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