El ajolote es una especie emblemática para la Ciudad de México (CDMX), su importancia radica en sus aspectos culturales, su endemismo biológico y sus aportaciones a las investigaciones biomédicas. Esta especie, actualmente se encuentra en peligro de extinción debido a la perturbación de su hábitat, ante ello, los científicos llevan a cabo su reproducción en cautiverio.
Hace poco se descubrió que el ajolote tiene propiedades regenerativas de sus tejidos, lo cual cobra relevancia en los estudios y aplicaciones biomédicas en humanos. Sin embargo, la pérdida de su hábitat y la reproducción en cautiverio son una crónica anunciada para su extinción. Texto por Leti Coria, Pedro Martínez Vergara y Denisse De La Rosa (1)
¿Se logrará conservar al ajolote en su hábitat natural y en cautiverio?
Introducción
En las profundidades de una de las ciudades más grandes del mundo, existen sitios mágicos en donde pareciera que el tiempo se ha detenido, hablamos de las Chinampas ubicadas en Xochimilco, que contienen relictos prehispánicos y se encuentran al sur de la Ciudad de México (CDMX), las cuales albergan un ser misterioso, que suele rondar por los laberintos de sus canales, considerado por los antiguos mexicas como el Dios Axólotl o el “monstruo de agua”, mejor conocido como “el ajolote de las chinampas”.
A pesar de ser una especie emblemática para la CDMX, actualmente se encuentra en peligro de extinción (NOM-059–ECOL- 2010), por lo cual existen esfuerzos para su conservación a través de la reproducción en cautiverio a nivel mundial (Voss et al., 2015). El ajolote no sólo tiene importancia ecológica y cultural, sino que también a la comunidad científica le interesa estudiar su capacidad de regeneración de algunas partes, como sus patitas, lo cual podría tener aplicaciones biomédicas.
Dada la importancia del ajolote, te invitamos a conocer un poco más sobre él. Para ello, te daremos una breve descripción de este amiguito. Luego, te relataremos una de las leyendas prehispánicas que se cuentan sobre él. Después, te contaremos algunas de las razones por las cuales su hábitat se está
perdiendo. De igual manera, te describiremos qué aplicaciones biomédicas se han descubierto en este pequeño monstruo de agua. Finalmente, reflexionaremos, junto contigo, en torno a los motivos que se tienen para salvar al ajolote.
Descripción biológica del ajolote
El ajolote de las chinampas, llamado por los científicos Ambystoma mexicanum, es un anfibio que pertenece a la familia de las salamandras “tigre” (McKnight y Shaffer, 1997), por lo tanto, podríamos decir que el ajolote y las salamandras son primos.
Los ajolotes durante su crecimiento, mantienen su forma de larva hasta la etapa adulta, es decir, conservan rasgos juveniles para su reproducción, porque simple y sencillamente no cambian ¡siempre se
mantienen jóvenes! (Aguilar et al., 2019).
Este amiguito tiene la capacidad de regenerar sus tejidos, así como sus extremidades, incluso tiene propiedades para curar el cáncer, de ahí viene la importancia biomédica para conservarlo. Otro punto importante para su conservación se debe a que, al ser una especie emblemática, es considerado como
una especie sombrilla, es decir, que al protegerlo se protege a todo el ecosistema.
El ajolote se estableció en la Cuenca del Valle de México hace cientos de años, donde se formó un lago que era alimentado por ríos y manantiales, así como por el agua del deshielo de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl, eso sucedió cuando el Valle de México era un gran lago, en donde se fundó la Gran Tenochtitlán (Molina, 2010).
La distribución de la especie abarcaba 600 km 2 durante la época de la conquista, y desde entonces, su distribución empezó a decrecer con la gradual desecación de la cuenca, limitando su presencia solamente en los canales de Xochimilco (Aguilar et al., 2019), y reduciendo su población a unas cuantas decenas de individuos (CONABIO, 2011). Se estima que la densidad de los ajolotes disminuyó de 6000 individuos por km 2 en 1998 a 100 en 2008 (Zambrano et al., 2007), y datos recientes sugieren que hay tan sólo 35
ajolotes por km 2 (Voss et al., 2015).
Cosmovisión de Axólotl en los pueblos prehispánicos
Cuenta la leyenda azteca que hace mucho, pero mucho tiempo, los Dioses Nanahuatzin y Tecuciztécatl se sacrificaron para que la luna y el sol pudieran nacer. Aunque, su sacrificio fue alabado por todos los Dioses, hubo un problema, no se podían mover, por lo cual los humanos se iban a quedar sin día y noche.
Así, los Dioses vieron que era necesario otro sacrificio para que la luna y el sol tuvieran movimiento. Se decidió entonces que el Dios del viento, Ehécatl, sacrificara a Xólotl, el Dios del juego de pelota.
Sin embargo, Xólotl tuvo miedo de morir, por lo que huyó hacia unas milpas, donde se convirtió en maíz. Aun así, Ehécatl, lo encontró, pero Xólotl volvió a huir, yendoahora hacia los magueyales para transformarse en un maguey. Una vez más, por supuesto, Ehécatl lo encontró, pero Xólotl en la desesperación se arrojó al agua, en donde se convirtió en un ajolote (Axólotl). Para su mala fortuna, Ehécatl lo encontró allí, dejándolo como ajolote para toda la eternidad.
Desde entonces, el ajolote es conocido como el animalito que se niega a morir a través de su capacidad para poder cambiar (Orbe Cultural, 2022; México Desconocido, 2023).
Pérdida de su hábitat
Como nuestro buen amigo Axólotl se quedó atrapado en forma de ajolote, no tuvo más remedio que vivir dentro del agua en los canales de Xochimilco que, por desgracia, debido al crecimiento de la mancha urbana, fueron reducidos al ser secados, contaminados y destruidos (Pi-Suñer, 2019).
Los canales se llenaron de basura, la cual fue arrojada por los asentamientos irregulares de la población invasora, así como de los turistas que visitan los paisajes de la región y los canales chinamperos en las tradicionales trajineras.
El deterioro de este ecosistema chinampero empezó a raíz de la Conquista de Tenochtitlán, al desecar los canales del sitio, sin embargo, de 1950 a 1975 aumentó el deterioro por el rápido crecimiento
poblacional en la CDMX, y por la enorme extracción del agua de los manantiales sin dejar que se recarguen naturalmente, teniendo consecuencias en los canales de Xochimilco, ya que el nivel freático está bajando a un ritmo alarmante de 30 a 40 cm por año. Además, algunas personas vierten sus aguas residuales a los canales, contaminando con desechos domésticos el hábitat del ajolote (Villamar & Aguilar, 2020)
Ante la reducción del nivel del agua en los canales de Xochimilco, el gobierno de la CDMX envía pipas de agua de la planta de tratamiento del Cerro de la Estrella, pero la calidad del agua varía considerablemente a través del año, causando flujos en los nutrientes, florecimiento de algas y daño en las redes tróficas (Mazari-Hiriart et al., 2008).
Además de todo lo mencionado, este monstruo de agua es amenazado por especies
exóticas introducidas a su hábitat, tal como carpas y tilapias que depredan a sus huevos y larvas pequeñas (Voss et al., 2015).
Para rematar, hay quienes secuestran a nuestro pequeño amigo, vendiéndolo de forma ilegal, todo sin que las autoridades de nuestro país hagan algo al respecto, dejando a este pequeño ser desprotegido y a su suerte (Espinal, et al., 2018).
Por estos motivos, en la actualidad el ajolote se encuentra en peligro de extinción, de ahí
que tengamos la necesidad y el deber de cuidarlo, pues además de su enorme belleza,
tiene muchas cosas que enseñarnos. ¿Sabías que el ajolote nos puede dar algunas lecciones
sobre biomedicina y ecología? En la próxima sección, te contaremos algo sobre esto.
¿La reproducción en cautiverio podrá salvar al ajolote?
Importancia científica del ajolote
Nuestro amigo, el ajolote, además de ser un Dios azteca, también es un ser fantástico que
nos puede dar grandes lecciones sobre ciencia. Su importancia radica en el papel que
juega en la ecología de su hábitat, también en la regeneración de sus tejidos, en la cura para
el cáncer y otras enfermedades (Rodríguez, 2019; BBC Mundo, 2018).
A continuación, te mostraremos algunas de las aplicaciones científicas inspiradas en las propiedades de este habitante de los canales de Xochimilco:
★ Regeneración de tejidos en los humanos. Algunos científicos creen que, con el tiempo el ajolote nos dará la clave para poder mejorar nuestra capacidad de curar heridas o de recuperar ciertos miembros perdidos, como un dedo (Pichel, 2018). Aún más, pues de salir todo bien, en los próximos años los estudios del ajolote darán paso a innovaciones biomédicas para la regeneración de la retina y de la curación de las cicatrices en el corazón (BBC Mundo, 2018).
★ Lucha contra el cáncer y el envejecimiento. El ajolote es un animalito que casi nunca se enferma, que no envejece y que muy difícilmente padece de cáncer, por ello, algunos médicos intentan entender la forma en la que el conocimiento obtenido del estudio del ajolote pueda ser aplicado para
retrasar nuestro envejecimiento y curar algunos tipos comunes de cáncer (Olguín y Rojas, 2019).
★ Combate de enfermedades en otros animales. Algunos primos lejanos del ajolote, como las ranas y las
salamandras, pueden contraer una rara enfermedad en la piel debido a un hongo (Batrachochytrium
dendrobatidis) que, de no tratarse, los lleva a la muerte y a su extinción. Afortunadamente, el ajolote es muy resistente a este tipo de enfermedades, por lo cual se está estudiando la manera en la que pueda
ayudar a sus parientes a combatir estos males (Rebollar, 2023).
★ Conservación de su hábitat. Como el ajolote es una especie sombrilla, éste ayuda a que se proteja a todo el ecosistema, en donde los ecólogos han realizado un proyecto llamado Chinampa Refugio para recuperar su hábitat y rescatar a la especie, pero al mismo tiempo, las condiciones para mantener el ecosistema saludable, beneficiando a otras especies de aves, anfibios, mamíferos, entre otros (Olguín y Torres, 2023).
★ Reproducción en cautiverio. A nivel mundial, se están haciendo esfuerzos para conservar al ajolote a través de la reproducción en cautiverio, ya sea para fines de reintroducción a su hábitat natural o para fines biomédicos. Sin embargo, el problema consiste en la endogamia que se produce en laboratorio, por la falta de nuevas fuentes de variación genética, que causan cuellos de botella genéticos (por ejemplo, enfermedades y episodios de metamorfosis espontánea) (Voss et al., 2015).
Reflexiones
Como se ha visto, el “ajolote de las chinampas” podría darnos la pauta para nuevos descubrimientos biomédicos. Así mismo, al ser una especie emblemática, existen esfuerzos por conservarlo, lo cual
implica la protección de su hábitat natural, el cual, al mismo tiempo, es relevante para la población de la CDMX, ya que brinda servicios ecosistémicos, tal como, aire puro, paisaje para disfrutar, biodiversidad y agua que se filtra al subsuelo.
Siendo así, su conservación implica beneficios para nuestro futuro, por lo tanto, se requieren acciones concretas que garanticen su existencia, para no quedarnos solamente con sus relatos, mitos y leyendas, y perder la oportunidad de profundizar a nivel científico y cultural.
Aunque debemos pensar un poco más detenidamente: ¿nos preocupa realmente el bienestar del ajolote por sí mismo o sólo porque es capaz de brindarnos ayuda? En este sentido, su reproducción en cautiverio
es con el fin de conservarlo para salvarlo de su extinción, ya sea por fines antropocéntricos, tal como los
descubrimientos biomédicos o para proteger su ecosistema.
En este punto, creemos que debemos pensar en una relación de mutuo respeto: el ajolote
nos puede enseñar muchas cosas, a la vez que nosotros podemos protegerlo no sólo por un
interés de por medio, sino porque es una especie conspicua, con el que hemos convivido desde épocas ancestrales y es un símbolo de nuestra cultura.
Tal vez si viéramos a este pequeño como un ser vivo con el mismo derecho a existir que nosotros, podría quedarse mucho más tiempo, compartiendo toda la sabiduría que aún guarda en su interior.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de su reproducción en los laboratorios, se ha fracasado en mantener a la especie genéticamente sana, ya que, aún en poblaciones grandes (1200 individuos) se han
observado coeficientes de consanguinidad del 35%, muy superiores al coeficiente de manejo
de emergencia del 12.5% (Voss et al., 2015), provocando una alta proporción de enfermedades en las poblaciones.
Ante esta situación, existe un dilema fundamental: o se restaura su hábitat natural para ampliar la variabilidad genética en laboratorio, o se reproduce a la especie en cautiverio hasta su extinción por la falta de recambio genético. Considerando que no existen las condiciones idóneas para conservar a la especie en cautiverio, por la reducción de su variabilidad genética, proponemos que su reproducción sólo sería adecuada, si se llevarán a cabo proyectos de conservación de su hábitat natural para obtener el recambio genético de la especie.
¡La reproducción en cautiverio no es sustentable sin la conservación de su hábitat!
Los esfuerzos ecológicos que se están realizando para recuperar el hábitat de los ajolotes, a través del proyecto Chinampa Refugio con biofiltros para que haya condiciones para su sobrevivencia, no bastan
para su conservación, ya que también son necesarios los compromisos gubernamentales y de la población en general, tomando conciencia de que es un ser que aún existe y que estamos a punto de perderlo, y con ello sus implicaciones culturales, ecológicas y científicas.
Para esto, volvemos a la pregunta: ¿Existen esfuerzos adecuados para rescatar al ajolote de las chinampas?
Sólo queda decir que la sustentabilidad a largo plazo del ajolote depende de la conservación de su hábitat natural, de los compromisos y los esfuerzos de todas las partes interesadas, tales como, las científicas, las gubernamentales y de los chinamperos, así como, de los citadinos comprometidos con la
conservación y los que aman a la naturaleza.
Una vez que una especie desaparece, jamás regresa.
María Leticia Coria Martínez Bióloga de Profesión con Maestría en Gestión y Conservación de la Biodiversidad en España. En México he trabajado en Reservas de la Biosfera, tales como, la Reserva del Vizcaíno o El Pinacate, para la conservación de especies en peligro de extinción.
Pedro Ignacio Martínez Vergara Licenciado en filosofía por la UNAM y Maestro en Filosofía de la Ciencia por la
FFyL/Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM.
Reyna Denisse De La Rosa Espíndola Egresada de la Maestría en Ciencias Económicas del Instituto Politécnico Nacional. Cursa el Doctorado en Ciencias de la Sustentabilidad en el Instituto Rosario Castellanos de la Ciudad de México
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