La división entre las ciencias y las artes
El gran Leonardo da Vinci, ¿científico o artista? Sin duda, él tenía un poco de los dos. Pintó obras maestras como “La Monalisa”, “La Última Cena” y “La Virgen de la Cueva”, pero al mismo tiempo realizó los primeros diseños de un helicóptero y de una calculadora de los que se tengan registro. Se le considera como uno de los pintores más importantes de la historia, pero también hizo grandes contribuciones en anatomía, arquitectura, ingeniería y óptica. Entonces, ¿Leonardo era un científico o un artista?
En la sociedad contemporánea las artes y las ciencias son concebidas como disciplinas aisladas entre sí, pero esto no siempre ha sido así.
Leonardo da Vinci fue un hombre de extraordinarias capacidades artísticas y científicas, y no por ello único en su tipo. Grandes personajes de la historia como Michelangelo, Galileo Galilei y Francis Bacon hicieron contribuciones importantes en más de una disciplina. Durante el Renacimiento las universidades daban una educación universal, de ahí su nombre, a sus alumnos; los cuales se educaban en un vasto número de especialidades, como las ciencias, las artes, la filosofía y la teología. Durante el renacimiento se creía que los humanos tenían capacidades intelectuales ilimitadas y que éstas debían de ser aprovechadas al máximo. De tal manera que los universitarios no se especializaban en una disciplina específica sino que explotaban sus capacidades en todos los campos posibles.
Sin embargo, desde mediados del siglo XVII, las prácticas artísticas han sido separadas de las prácticas científicas y los caminos de ambas se han alejado. En gran parte, debido a la acumulación y especialización del conocimiento que hace imposible cubrirlas a todas.
Hoy en día, poco a poco, nuevas tendencias en las que arte y ciencia vuelven a confluir están abriéndose camino . Tal es el caso de la cocina molecular, una nueva especialidad inventada por el famoso chef catalán Ferrán Adriá, considerado uno de los mejores del mundo, que busca juntar el arte culinario con la biología molecular, con el afán de crear nuevos platillos y novedosas maneras de cocinar. Este chef ha creado junto con nutriólogos y doctores la Fundación Alicia, un centro de investigación en Barcelona, cuyo nombre se inspira en las palabras alimentación y ciencia, y que fue fundado con la idea de desarrollar tecnología de punta en la cocina, así como contribuir al mejoramiento de hábitos alimenticios y la valoración del patrimonio agroalimentario.
Otro campo en donde se conjuntan las artes y las ciencias es el de la Biomimésis, una nueva rama del diseño que busca inspiración en los sistemas naturales. La biomimésis aprende de la naturaleza y luego busca emular sus formas, procesos y funcionamiento ecosistémico en el desarrollo de nuevos diseños. La naturaleza ha servido como fuente inagotable de inspiración y dentro de este campo se han diseñado edificios que se termoregulan como los termiteros en el desierto, telas para trajes de baño que buscan imitar la piel de los tiburones, cinta adhesiva inspirada en las patas de los geckos o molinos creadores de energía eólica que emulan la morfología de las aletas de ballenas jorobadas. Así también, en este campo se busca imitar los procesos naturales de los ecosistemas, en el sentido que busca que la producción del nuevo diseño sea sustentable.
El mundo de la divulgación científica también ha descubierto el gran potencial que tiene la colaboración con las artes como medio para comunicar la ciencia al público y hoy ya no nos resulta extraño encontrar arte en museos de ciencia, o ciencia en museos de arte.
Las artes –entendidas en un sentido amplio: pintura, escultura, literatura, teatro, música, etc. –estimulan la creación de nuevos recursos que enriquecen la manera de comunicar la ciencia a la sociedad. En este artículo hablaremos de proyectos en donde colaboran ambas disciplinas y que han creado nuevas herramientas, estrategias y escenarios de acción.
Tanto las ciencias como las artes son procesos creativos, por lo que cada colaboración entre profesionales de estas ramas es única y personal. Sin embargo, desde el punto de vista del efecto que pueden tener en la divulgación de la ciencia pensamos que se pueden identificar cuatro tendencias.
Arte elaborado con técnicas científicas
Quizás resulte un tanto difícil imaginar a un artista creando su obra dentro de un laboratorio, no obstante, existen quienes utilizan técnicas científicas como herramienta para la creación artística.
El trabajo del artista norteamericano Eduardo Kac, es un buen ejemplo. En su pieza “Historia Natural del Enigma” creó a “Edunia” una planta genéticamente modificada, a la que introdujo parte de su DNA. De esta manera Eduardo Kac inventó un organismo transgénico con el que comparte su propio DNA.
Otro ejemplo es el trabajo del artista chipriota Stelarc quien ha utilizado técnicas científicas para “amplificar” su cuerpo. Su pieza más famosa “Tercera Oreja” implica la inserción quirúrgica de una oreja hecha en el laboratorio a partir de tejido y cartílago en su propio brazo.
Así también vale la pena mencionar el trabajo de Gunter Von Hagens con su “Body Worlds”, donde cuerpos humanos y animales plastinizados son expuestos en las galerías de manera artística pero con el objetivo de mostrar al público la anatomía.
En estos casos el artista muestra una aplicación de la ciencia poco convencional que resulta muy impactante y que promueve el debate sobre cuáles deberían ser sus límites. Desde el punto de vista de la divulgación científica, las obras de este tipo tienen por ventaja que el trabajo del artista ayuda a acercar la ciencia a un público amplio; y a su vez, es posible, que resulte más fácil comprender, a través de una obra de arte, sus implicaciones éticas y filosóficas.
Los trabajos de artistas utilizando técnicas científicas no sólo ilustran el tremendo poder que tiene la ciencia moderna, sino que también hacen una reflexión acerca de los métodos utilizados. Estas colaboraciones también permiten ver aplicaciones de la ciencia actual, acercándola a la vida diaria del público. Sin embargo, existe también la desventaja de que al sacarla del contexto científico ésta puede ser mal interpretada, e incluso puede crear alarmismo.
Artistas y científicos en colaboración
Este segundo tipo se refiere a la colaboración experimental, generalmente de larga duración, entre artistas y científicos, con el objetivo de crear una pieza de arte.
Un ejemplo sorprendente de esta colaboración es la pieza coral “Música del Genoma” que fue inspirada en los genes de los cantantes mismos. Este proyecto comenzó con la secuenciación del genoma de los integrantes del coro New London Chamber Choir y se compararon con otros genomas de personas sin aptitudes musicales. Con el genoma mapeado de cada uno de los integrantes del coro, el compositor Michael Zev Gordon con ayuda del científico Dr Andrew Morley asignó notas musicales a cada base nitrogenada del ADN (Adenina, Guanina, Citosina y Timina) y compuso una pieza en donde cada participante canta su propio código genético.
Dentro de esta categoría podemos encontrar también a artistas haciendo estancias en institutos de investigación científica. Por ejemplo, el artista plástico australiano Daniel Boyd quien pasó tres meses en el Museo de Historia Natural de Londres haciendo una investigación sobre la relación de los aborígenes con los colonizadores británicos a través de la colección de mapas del museo. O la bailarina y coreógrafa griega Athina Vahla quien en 2008 hizo una residencia en el Museo de la Ciencia de la misma ciudad en la cual produjo una pieza de danza que se representaba en las galerías del museo.
Este tipo de colaboraciones permiten que los científicos se involucren más en la obras de los artistas, por lo que la ciencia se encuentra un poco más contextualizada y se presta menos a interpretaciones incorrectas. Por otro lado, presentan la desventaja de que si la pieza final no es algo físico que se pueda mostrar al público, ya sea en la galería de un museo o en un escenario, su impacto es nulo en términos de divulgación de la ciencia, a pesar del gran valor personal que pueda tener para los artistas y científicos involucrados.
Artistas, humanistas y científicos colaboran para la divulgación de la ciencia
La tercera categoría de colaboración se refiere a las colaboraciones entre distintas disciplinas dentro de las artes, las ciencias y las humanidades con el objetivo de divulgar la ciencia. En este caso los científicos, los humanistas y los artistas se involucran en un proceso creativo con el objetivo de llevar al público un tema en específico.
Como uno de los mejores ejemplos de este tipo de colaboración encontramos el vanguardista trabajo de la Science Gallery en Dublín, Irlanda. En esta galería se involucran profesionales del diseño, humanistas y de las bellas artes con los científicos para crear exposiciones en donde el público también juega un papel muy importante. En esta galería se han presentado en los últimos años exposiciones con temas muy sugerentes y atractivos, como ejemplo está la exposición participativa “Infeccioso” donde los visitantes eran participantes activos, infectándose virtualmente los unos a los otros con un virus imaginario y colaborando en la exposición a través del “Cultivo del beso” donde se hacían crecer en una placa de petri los besos de los visitantes para que descubrieran la flora bacteriana que llevamos en nariz y labios.
Otros ejemplos de colaboraciones entre científicos y artistas con el objetivo de la divulgación son las compañías de teatro científico Theatre Science de Inglaterra y Alioth Arte& Ciencia de España quienes utilizan el teatro para informar, al mismo tiempo que entretener al público sobre los debates éticos y las implicaciones de los últimos avances de la ciencia. De hecho, la utilización de recursos teatrales para explicar resultados científicos se remonta a Galileo Galilei, quien en su texto Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo utiliza a tres personajes Salviati, Simplicio y Sagredo quienes dialogan durante cuatro jornadas sobre las diferencias en las concepciones aristotélica y copernicana del Universo. Este texto revolucionará la ciencia, la religión, la sociedad y la propia divulgación científica y por él Galileo será perseguido, juzgado y encarcelado de por vida.
La principal ventaja que proporciona esta colaboración multidisciplinaria es la cercanía con el público. El hecho de involucrar a artistas y humanistas junto a los científicos en todo el proceso de desarrollo de una exposición o de una actividad, aporta puntos de vista muy variados que consiguen conectar mejor con el público, desde la selección del tema a tratar –que a menudo es más próximo a las vidas diarias de los visitantes- hasta la forma de presentar la información o de interactuar con ella.
Artistas y científicos colaboran con el público
El último tipo de colaboración del que vamos a hablar involucra a artistas y científicos de distintas disciplinas trabajando en conjunto e involucrando al público desde el principio del proyecto con el objetivo claro de divulgar la ciencia.
En este tipo de colaboración se incluye un nuevo elemento: el público, que en el resto de categorías es considerado solo como un espectador pasivo o como colaborador puntual. En este caso el público es elemento esencial y es invitado a formar parte con el objetivo de que la comunicación de la ciencia tenga un mayor y más duradero impacto en los participantes y su entorno, por ejemplo, sobre sus familias, escuelas, lugar de trabajo y barrio. La máxima interacción es cuando el público está involucrado en todo el proceso creativo, es decir, se vuelve co-creador de la pieza junto con el científico y el artista.
Como ejemplo de este tipo de colaboración podemos encontrar el trabajo de la exposición “Quién soy yo?” en el Museo de la Ciencia en Londres, donde un grupo de adolescentes trabajó con profesionales de distintos campos dentro del museo para diseñar una de las vitrinas de la exposición. Los jóvenes pudieron decidir qué es lo que se expondría en esa vitrina de la galería, haciendo referencia a las preguntas: “¿Quién soy yo?, ¿qué me define como humano? y ¿qué me diferencia de los demás?”
Dentro de las desventajas que podemos encontrar en este tipo de colaboración es que, mientras más se involucra el público, más se pierde el control en términos de contenido, algo que los profesionales de la divulgación no siempre están dispuestos a hacer. Para que estas colaboraciones sean exitosas la institución, los científicos y artistas deben encontrar un proyecto que esté basado en las necesidades e inquietudes del público, de manera que sea interesante para ellos y se mantengan como una parte fuerte del equipo creador. Por otra parte, las colaboraciones de este tipo suelen ser puntuales y se hacen con un número reducido de participantes, por lo que, aunque el impacto de la comunicación de la ciencia sea mayor, sólo alcanza a un pequeño número de personas.
Beneficios para todos
Hemos visto, en los múltiples ejemplos de colaboración entre ciencia y arte, que las artes se ven enriquecidas, tanto en el contenido, como en la forma. Sin embargo, los artistas no son los únicos que obtienen beneficios de esta interacción. Al colaborar con artistas y con la retroalimentación del público, los científicos pueden tener una visión más completa en su investigación. La participación con los artistas puede ayudar a los científicos a dejar una visión reduccionista y mirar a su propio trabajo desde otro perspectiva.
Otro beneficio es que a través de las artes los científicos pueden sacar su investigación de su laboratorio y acercarla al público en general. Es en este sentido, que las artes resultan benéficas para la ciencia en su divulgación. Las artes pueden ayudar a presentar la ciencia de una forma mucho más atractiva al público, creando así una comunicación más eficaz. Fomentan también una visión crítica pero al mismo tiempo creativa de la ciencia y estimulan la participación del público, que puede utilizar distintos medios artísticos para reflexionar y plasmar sus ideas. La creación de puentes entre científicos, artistas y público en general puede incrementar el interés de los jóvenes por las ciencias y la tecnología.
La divulgación de la ciencia se beneficia cada vez más de iniciativas multidisciplinarias que contribuyen a la inclusión del público en un diálogo de conocimientos. Sin embargo, todavía falta mucho camino por recorrer y aún no se aprovechan todas las oportunidades que hay para favorecer este tipo de interacciones integrativas. En muchas universidades las facultades de ciencias y artes siguen separadas, tanto ideológica como geográficamente.
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