Una resonancia interna materializada como poema sobre la transformación de una libélula que entrelaza ciencia y autodescubrimiento. Admira, observa, y narra el proceso de emergencia como metáfora de cambio, maduración y el desprendimiento de una piel anterior, por Abigail Zentella Hernández [i]

Hace mil ochocientos veinticinco días
hubo una eclosión en el agua.
Desde entonces, y hasta hoy
un ser inmaduro ha habitado el estanque.
Pero, después el aire, alturas, jardines.
Todos los continentes, excepto la Antártida y el Polo Norte.
Por la mañana
unas patas se aferran al tallo del lirio que bordea el estanque.
Un cuerpo que tardará dos horas en madurar
se deshace en silencio.
Sobrevive al hambre que sobrevuela al
estanque-casa
estanque-guarida
estanque-país
por casi cinco años.
El hemimetabolismo: metamorfosis incompleta,
dicta que es hora de emerger,
de exiliarse del cuerpo y del agua.
Se abre la grieta abdominal, y entonces
mitad ninfa, mitad libélula;
dos cuerpos entre dos mundos
una balanza a punto de volar.
Aire, aire, y ya no agua.
Sistema traqueal, y ya no branquias.
Línea fluida de transición,
asimilación, nuevo comienzo.
Emergen pálidas una cabeza, un abdomen, y seis patas.
El exuvio cuelga en despedida mientras
la adulta (in)madura se endurece.
Cien microlitros de hemolinfa dan soplo de vida a
la red de venas que soportan
dos pares de alas arrugadas
y húmedas.
Por primera vez,
el mundo en trescientos sesenta grados de novedad.
La luz ha cambiado de textura.
El estanque se quedó con su diaria opacidad
y quince mudas de exoesqueleto.
Arriba, el sol calienta a la nueva forma.
Abajo, un aliento, una vibración se desliza de a poco.
Por primera vez: aire en los espiráculos
del cuerpo largo y tubular compuesto de quitina.
La ninfa quedó atrás. El agua no volverá a sostenerla.
Se desprende el último cuerpo acuático,
muda
tegumento
insectil vestidura.
Un compás de espera.
Llegó el fin de la emergencia,
última ecdisis.
Ahora, aire, aire
Una pausa.
Un aleteo.
Un salto sin retorno
como quien entra al mundo con la piel recién suya
al primer baile sobre el estanque.

[i] Abigail Zentella Hernández (1997) Nube tropical originaria de Tabasco. Médica de formación, pero cada vez más se reconoce como aprendiz permanente de la curiosidad. Escribe sobre ciencia, hace collage y busca formas de narrar su mundo. Forma parte de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia. Su trabajo ha sido publicado en ¿Cómo Ves?, Punto de Partida y Jóvenes RUM. @archivosdeagosto
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